28 mayo, 2011

¿Amadeus o Ludwig?



Me he vuelto a hacer la misma pregunta. ¿Mozart o Beethoven?, como si quisiera convencerme a mi misma cambiar de idea. Al fin y al cabo, no puedo negar que Mozart era –y es- un genio; admiro sus requiems y algunas óperas que he llegado a conocer.


Mi respuesta es la misma: Si tuviera que hacer una investigación sobre algún compositor la haría, indudablement, sobre Beethoven. No puedo decir que sé mucho sobre él, es más, seguramente no conozca más de 10 obras suyas, pero lo admiraba desde pequeña. Una admiración cuya razón desconozco. Su sordera; su infancia, que no fue precisamente una infancia; su ansia por amores; quizás porque desde siempre me han atraído las tragedias.

Su vida no fue solamente tragedia, porque en este caso tendríamos a los romantiquísimos como el amargo Chopin y el angustioso Tchaikovsky –también ídolos mío-

Beethoven era a veces dos extremos al mismo tiempo. Es borde y sentimental, frío pero romántico (conocemos sus pasiones con algunas jóvenes aristócratas), su mal genio era comprensible (siendo un músico sordo) y tan odioso como adorable. Es un hombre revolucionario (se cuenta que se frustró cuando Napoleón se hizo emperador), es rebelde (se niega a inclinarse ante la nobleza), orgulloso (su autoridad como músico era sagrado).

En fin, es un personaje singular ( ¡al menos nadie más tiene un piano sin patas en casa!)

¡Beethoven! Aunque Mozart fuese dios y Beethoven un pobre moribundo.

Ludwig van Beethoven –mi pasión-

27 mayo, 2011

Soledad



Soledad, que me sacia las lágrimas
como ese viento frío que corta la piel.
Soledad, que me acompaña en mi insomnio,
en mis sueños con la realidad.
Ya no es risueño ni pájaros volando en la cabeza.
Es calma, es paz, es una tristeza, un aburrimiento;
ganas de pensar, dormir, caminar,
y caminar, y caminar, caminar
con la soledad, amarla, disfrutarla, acariciarla.
Es tan mágica que hace sonreír y llorar a la vez,
tan extraña...
mi consuelo, Soledad.

18 mayo, 2011

Un rencor escapaba entre mis dedos



Día nublado, esperanzas ocultas.
Entre las cortinas casi negras
aparece una espada y se aclara
sin saber la tragedia que le espera.
Truenos, tormentas. Furia , rencor.

Huye, fusilazo azul,
que el fuego te persigue,
el odio pronto te prenderá.

Huye, fusilazo azul;
que la ventisca no te disuelva,
el amor pronto morirá.

Noche despejada, viva pero defraudada.
Al lado de la luna menguada
parpadean estrellas y se abrazan
sin prever el fin que se acerca.
Armonía, ternura, calma.