24 junio, 2010

A la madrugada

Estaba llorando
sollozaba tan fuerte que me afixiaba.
No podía respirar,
me dolían los latidos.
Cuando dejé de sentir más dolor
me desperté del sueño.
Fue tanta desesperación
que al volver a cerrar los ojos
mis ojos seguían sangrando lágrimas.
Hasta que
volví a caer en sueño.

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